En The Economist un artículo sobre cómo el Estado británico ha confiado durante mucho tiempo en que la gente no tiene ni idea de a qué “tiene derecho” técnicamente, poniendo como ejemplo el crédito para pensiones, el asilo y las ayudas a la movilidad. Cada vez más ocurre lo contrario: la gente sabe ‘demasiado bien’ las obligaciones del Estado. ¿Qué ha cambiado? Pues que TikTok es una fuente de información para quienes intentan solicitar asilo. Foros como r/DWPhelp en Reddit, ofrecen asesoramiento experto en temas de trabajo y pensiones. Los memes sobre prestaciones sociales, compartidos en WhatsApp y Facebook, tienen más impacto que cualquier campaña gubernamental. (View Highlight)
¿Qué ocurre cuando la gente es más astuta de lo que el Estado supone? Por supuesto mejora el acceso a prestaciones, como ocurrió cuando más pensionistas solicitaron ayudas tras campañas virales. También tenemos a australianos que reclaman pensiones británicas gracias a lagunas normativas o cómo se han disparado las solicitudes de ayudas de educación especial. La presión sobre el Estado crece, impulsada por la desconfianza en la sostenibilidad futura de las prestaciones. Esto provoca un ‘welfare run’: una carrera para obtener beneficios antes de que desaparezcan. (View Highlight)
Pew Research refleja que la diferencia de género en acceso a la universidad en EEUU no hace sino agrandarse: la mitad de las mujeres de 25 a 34 años han obtenido una licenciatura, mientras que la tasa en hombres es del 37%. (View Highlight)