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Highlights

  • El precio de los first growths de Burdeos —como Lafite Rothschild y Margaux— ha caído un 20 %. En Estados Unidos, el precio de los jets privados y yates han bajado un 6%. Los Rolex en el mercado de segunda mano se venden por casi un 30 % menos que en 2022. El arte de alta gama está en crisis. Según la inmobiliaria Savills, los precios de las mejores propiedades en las grandes ciudades del mundo apenas suben. En Londres y París, el precio de las viviendas “prime” está bajando. (View Highlight)
  • Clara Ferrero en Harper’s Bazaar apunta a que la industria de la moda de lujo atraviesa su mayor crisis de ventas desde 2008, con grandes grupos como LVMH y Kering registrando caídas del 2% al 12% en facturación en 2024. Para afrontar este escenario, las marcas han iniciado un profundo relevo en sus direcciones creativas, aunque se espera que la disrupción creativa —como ocurrió en 1997 con la llegada de Galliano, McQueen o Tom Ford— inaugure un nuevo ciclo de entusiasmo y demanda en la moda de lujo. (View Highlight)
  • El periodista de The Economist cree por su parte que dado que los bienes de lujo están por todas partes si eres ultrarrico, y todos los demás ricos también pueden acceder a ellos, se gira hacia lo que se puede vivir (y enseñar por Instagram, añado). Es decir, las experiencias se han vuelto más exclusivas y competitivas, y por eso son ahora más codiciadas. (View Highlight)
  • La idea de “doparse” con creatina para sobrevivir a una clase o conferencia extenuante tomó fuerza porque, en 2024, un ensayo aleatorizado, doble ciego y cruzado mostró que una dosis única alta (0,35 g/kg; en la práctica, ~25–30 g) administrada tras 21 horas sin dormir mejoró la velocidad de procesamiento y varias tareas cognitivas. (View Highlight)
  • Llevamos años con mucha divulgación de la creatina: es efectiva y segura. Ayuda con la musculación y también en el rendimiento cognitivo. Este giro de tuerco apuesto a que se irá deformando conforme su popularización: no tanto como opción prometedora para combatir la fatiga causada por la falta de sueño o el jet lag, sino también como recurso en etapas de estrés o deseo de mejorar el rendimiento intelectual. (View Highlight)
  • A los anfitriones no les gusta que respondas “quizá”: se sienten más respetados si dices “no” cuando te invitan a un evento. Decir “quizá” sin duda te facilita la vida a ti, pero se la complica al anfitrión. Quienes responden así suelen pensar que ese “quizá” expresa interés —y en parte lo hace—, pero sobre todo resulta molesto, porque obliga a planificar para ambos escenarios. La conclusión es que quizás deberíamos responder “quizá” solo si está muy justificado el mantener la opción abierta; al hacerlo, estamos imponiendo un coste. (View Highlight)